El interior hace gala de una distribución sumamente versátil que se desarrolla en un volumen con dos plantas y diferentes niveles. La planta baja, diseñada a modo de galería-mirador desde la que se puede contemplar el jardín y todo el interior de la vivienda, aglutina las estancias principales, espacios que se concatenan y alzan sobre el paisaje como atalayas: hall, cocina, dormitorios, cuartos de baño, despacho, zona de servicio…
Destaca en esta planta el salón, un espacio a doble altura que acoge la zona de estar, una barra de bar, y una sala de televisión en la entreplanta y un comedor en el nivel superior. Los arquitectos aprovecharon la topografía del terreno para crear, además, una planta bajo rasante totalmente abierta al jardín y que se ha dedicado al relax. Acoge una piscina climatizada, con baño turco y gimnasio, y una zona de barbacoa interior y exterior.
Este espacio se resolvió con puertas correderas de vidrio que se apilan en un extremo y permiten utilizar los ambientes también en invierno, pues están resguardados del viento.
El proyecto de interiorismo también corrió a cargo del estudio Capitel, que trabajó en estrecha colaboración con los propietarios. El depurado mobiliario y las tonalidades ocres, coral, calabaza, siena, chocolate y oro que dominan la decoración crean un interesante contraste con las maderas de ébano y cebrano que abundan en la casa. El resultado es un ambiente vital que recrea un estilo inusualmente minimalista y alegre.